Botas de oro

7 octubre 2010 | Por Redacción | Categoria: Fútbol

Esta semana se le hacía entrega a Leo Messi de la Bota de Oro, que le acredita como el mejor anotador europeo de la pasada temporada. Mejor, no máximo, por aquello del valor diferente de los goles según la liga disputada. Entre 1991 y 1996L’Equipe no quiso entregar premio alguno, receloso de las quejas de pequeños campeonatos que presentaban jugadores con un gran número de goles. Durante aquél intervalo la Bota de Oro la habrían disfrutado goleadores de Yugoslavia, Escocia, Gales, Armenia y Georgia. Excepto Ally McCoist, delantero del Glasgow Rangers, y Darko Pancev, del Estrella Roja, el resto desconocidos. La oficialidad del premio volvió con los 34 goles de Ronaldo en Barcelona, ya con el prorrateo de goles según procedencia. Entre aquél Ronaldo y el Messi actual -discusiones sobre coeficientes aparte (aunque me gustaría saber qué opinión os merece el reparto), quiero detenerme en tres de sus ganadores. Consecutivamente, desde la temporada 1998-1999 hasta la 2000-2001. Estos son Mário Jardel, Kevin Phillips y Henrik Larsson.

Lejos de aquéllos momentos, la actualidad de los tres delanteros es curiosa y distinta en cada uno, a caballo entre el retiro y los últimos goles como profesional. Al primero,Mário Jardel, cuesta horrores seguirle el rastro. Estrella de aquél Porto de finales de siglo, dónde anotó 125 goles en 130 partidos, era un delantero completísimo, que combinaba exquisitez y violencia en un remate siempre certero. Altísimo, corpulento, con la cabeza las ponía dónde quería. Sonó en multitud de ocasiones para un grande de Europa, pero nunca llegó a dar el salto definitivo, tampoco en la selección. Pasó por el Galatasaray, volvió a Portugal, al Sporting, para

marcar más goles que partidos disputaba. Su caso recuerda al ahora romanista Adriano, pues Mário también tuvo severas depresiones que le apartaron de la gloria absoluta. Salió de Lisboa por la puerta de atrás y durante los últimos siete años ha vagado por el mundo, enrolándose en un total de doce equipos: Bolton, Ancona, Newell’s, Alavés, Goiás, Beira-Mar, Anorthosis Famagusta, Newcastle Jets, Criciúma, Ferroviário, Flamengo Piauí y por último, el Cherno More búlgaro. Allí anda ahora Mário Jardel, a sus 37 años, perdido en un banquillo de Varna, suplente y sin gol.

Jugándose el título de bota de oro menos mediático desde 1996 con Nikos Machlas, y para mí ganándolo por goleada, KevinPhillips obtuvo su premio individual en la temporada 99-00, gracias a sus 30 tantos con el Sunderland. El hito se hace mayor porque los consiguió con un equipo recién ascendido. Eso sí, se habían salido del mapa en segunda, sumando 105 puntos. El delantero inglés no es un ningún prodigio técnico, tampoco físico, pero ha marcado goles en todos los equipos dónde ha jugado. No le imagino muy distinto a su versión actual, con 37 años, en las filas del Birmingham City.Un tipo de área, que aparece en el momento indicado, listo en la colocación y veloz en la ejecución. Phillips sólo ha ejercido su pasión en Inglaterra, una carrera opuesta al peregrinaje de Jardel. Tuvo su momento, fue bota de oro y condujo un Ferrari. Ahora ya no. Ha firmado un año más con el Birmingham, que probablemente sea el último. No es titular, pero cuando sale es un peligro indetectable, de los que cuando la tocan es para enviar el cuero al fondo de la red.

Henrik Larsson fue el más exitoso de los tres. Jugó en dos países con culturas futbolísticas tan distintas como Holanda (Feyenoord) y Escocia (Celtic), explotando de gol en su aventura británica, dónde fue emblema del club verdiblanco. Fichó por el Barcelona ya maduro, con 33 años. Al principio le costaba definir, justo lo que mejor sabía hacer, pero cuando se entonó el barcelonismo llegó a debatir entre Eto’o y él como nueve titular del equipo. Una lesión de ligamentos, sufrida en pleno clásico, le frustró la temporada. Se quedó un año más, poniendo punto final a su etapa culé en la final de París. Posiblemente fue el jugador más destacado de aquél partido con dos asistencias que valieron una Champions. Es curiosísimo. Había sido el mejor en la final de la máxima competición continental, pero tras ese verano volvió a Suecia, a Helsingborg, su ciudad. Quiso probar una nueva aventura en el Manchester United, durante tres meses, para seguir en forma acabada la liga en su país. Cuando se cumplió el terminio, volvio a Suecia, dónde se retiró en octubre de 2009, cumplidos 39 años. Dos meses más tarde, firmó como entrenador con el Landskrona Bois, de la segunda división sueca. A falta de dos partidos para la finalización del campeonato, el equipo que dirige Larsson está a cinco puntos del ascenso. Lo tiene difícil.

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