Antonio Stina quería alquilar locales Ibiza Nueva para instalar las oficinas del Eivissa

13 agosto 2009 | Por Redacción | Categoria: Fútbol

Antonio Stina, ya ex presidente del Eivissa, quería poner las oficinas del club, hecho ampulosamente anunciado, en Ibiza Nueva. En el mismo lugar donde él pretendía residir. Stina sólo demostró querer, poder y pagar son verbos desconocidos para el italiano.

Tras presentar a Onofrio Barone como entrenador, regañar a un periodista por su atuendo en la rueda de prensa y dejar claramente sentado que la profesionalidad iba a ser nota predominante en el club, Antonio Stina puso en práctica su personal profesionalidad. Estilo Stina.
Era 7 de julio y Antonio Stina fue a ver la vivienda donde iba a residir en la isla. Una preciosa vivienda en un moderno edificio de Ibiza Nueva que cautivó al italiano. Stina regateó el precio del alquiler, hizo una oferta para adquirir la casa en propiedad y se aprestó a recoger las llaves de la casa porque ese mismo día se ausentaba de Eivissa, lugar al que iba a regresar para quedarse el 17 de julio.
Con el propietario de la casa presente y todo verbalmente conforme, a la hora de firmar la documentación Stina se encontró con que debía hacer un pago (el habitual en estos casos de alquiler) en el momento de firmar el contrato y recoger las llaves.
Pero el italiano se presentó a la cita sin cantidad alguna.
Alegó que venía avalado por el Eivissa y que si había algún problema el club podria responder por él. Arguyó ser Antonio Stina, «en Italia me conoce todo el mundo». No resultó convincente.
Prometió hacer una tranferencia en los próximos días con las cantidades que le pedían y que no resulta imprescindible citar. La transferencia nunca llegó.
El abogado del dueño de la vivienda rescindió el contrato de alquiler con Stina por incumplimiento de contrato después de haber concedido un periodo de cortesía fuera del contrato.
Obviamente el alquiler de los locales dedicados a la gestión burocrática y social de la entidad, ni se llegó a poner sobre la mesa a la vista de los antecedentes.
Lo peor es que desde aquel día de mitad de julio se empezó a incubar la sospecha razonable que Stina sólo tenía dinero de palabra, que no de hecho, y que los miles de euros que iban a llegar a la cuenta corriente del Eivissa para salvar la situación no pasaban de ser una vana ilusión.
El tiempo se encargó de demostrarlo. Esta era la nota de profesionalidad que exigía Stina, ese señor que insiste en regresar a la isla. Desgraciadamente.

Juanjo F. de Oviedo

Informa: Deporte Balear  fuente:    futbol pitiuso

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